Como cuesta, aceptarnos.
Vivimos entre medio del filo y la pared
Que abrumante! la idea del ser…
Quien esperan
Quien nos enseñaron
Quien dice que, debemos ser.
Cuando es el turno de nosotros?
Seguimos en la banca, y nadie nos pregunta nada.
Jugando de suplente, una vida armada.
Disputa entre la calma y el ruido.
Un estremecimiento sin cimientos, quien podrá vernos?
Respiro,
miro,
me levanto. Otro día transitado.
Bienes y servicios, un sistema que nos promete de todo, menos quienes somos.
Vendedores ambulantes, con velas de colores y fuegos artificiales, ojos que no son reales, cabellos de papel, y un bolígrafo sin tinta para quedar a pie.
Mientas menos pensemos, otra víctima en juego.
Un gol en contra
La vida misma. Otra pasada nefasta.
Como cuesta aceptarse, vale decir, amarse.
Cuando nos encontremos con el pelo despeinado por el viento, la tierra en las manos y los pies descalzos tal vez nos acerquemos a nuestros recuerdos, de aquellos que aun no los vendieron.
Entre tanto decorativo,
nos olvidamos lo esencial.
Queja incrédula, vacía de contenido, sin sentido,
llegar a la meta nos mataría.
Que poco agradecemos, cuantos soles de regalo tenemos.
Tal vez las cosas comiencen a cambiar, cuando dejemos de ver la estética brillar.
Brillaremos por nuestra simpleza, tendremos alas dotadas, miraremos mas el cielo, caminaremos sobre el pasto húmedo, nos sentiremos como un domingo al mediodía oliendo la comida de la abuela. Seremos mas libre.
Saldremos de la banca, siendo protagonistas.
Victoria ganada. Salgamos a respirar afuera del sistema.
Que estamos haciendo?
Miremos de nuevo.